Me formé bajo el enfoque tradicional de la nutrición: el pesocentrismo, que se centra en el peso y reduce la labor del nutricionista en la pérdida de peso. Aquello me generaba mucha frustración y fue durante mi experiencia que me di cuenta del daño que podía provocar centrarse solo en el peso.
Durante mi labor, observé como muchos de mis pacientes estaban perdiendo la salud al enfocarse solo en el peso, descuidando lo que en verdad necesitaban cuidar: su conducta alimentaria. También, observé poca adherencia a las dietas, las cuales muchas veces provocaban frustración, miedo a la comida, culpa al comer e ingestas desinhibidas, conllevando a recuperar el peso perdido y debilitando la salud física y mental.
Lo anterior me llevó a darme cuenta que aquello no era la salud que quería promover. Esto me impulsó a buscar otra manera más humana y amorosa de servir, diferente a querer reducir todos los cuerpos a una misma talla y lejos de esquemas de “dietas” restrictivos que alejaban de la esencia humana: autonomía, sensaciones y emociones. Fue así que llegué a conocer el enfoque nutricional no pesocentrista, donde el peso no es el objetivo principal, es solo el resultado del cuidado de la conducta alimentaria y de la educación nutricional.
El saber que sí había una forma integral para ayudar hizo que me volviera a enamorar de mi profesión y me reconectara con mi vocación de servir. Fue así que inicié una etapa de aprendizaje y des aprendizaje, especializándome en Psiconutrición y Mindful eating.